Después de un turno tardío, casualmente me coloqué en Tinder, haciendo match con un superior casado.A pesar de ser padre, ansiaba nuestro encuentro prohibido, encendiendo un romance apasionado.
En el reino de Tinder, un mundo de delicias carnales y encuentro clandestino, me topé con una mujer casada, un compañero comprador de Coppel, anhelando una prueba apasionada.Nuestros coqueteos florecieron en un deseo ardiente, llevando a un encuentro secreto en su vigencia.Mientras navegamos por las traicioneras aguas de la infidelidad, nuestra lujuria se intensificó.La ausencia de sus maridos creó un ambiente maduro para nuestro asunto ilícito.Sucumbimos a nuestras urgencias primarias, nuestros cuerpos se entrelazaron en un baile de deseo.El fruto prohibido del adulterio sabía más dulce que cualquier fruta que haya probado alguna vez.La emoción de ser atrapados, el riesgo de la ruina, solo sirvió para agudizar nuestro placer.Nuetros encuentros se convirtieron en un ritual semanal, un secreto compartido entre nosotros, un testimonio de nuestro deseo insaciable.Cada toque, cada beso, un tributo a nuestro pecaminoso asunto.Esta es nuestra historia, un cuento de lujuria, deseo y la lujuria del prohibido.