Las extrañas hijastras suplican por un paseo rudo en el garaje.Su tío, un estricto disciplinario, cumple su deseo dominándolos con fervor.El intenso encuentro las deja aplastadas y satisfechas.
En lo más profundo del garaje, las dos hijastras se encontraban en una situación precaria con su tío.Las reglas estaban claras -no colgándose en el garaje sin permiso.Como forma de castigo, su suegro decidió tomar el asunto por sus propias manos con rudeza.Las tomó por detrás, sus experimentadas manos trabajando maravillas en sus apretados y ansiosos cuerpos.El intenso y rudo encuentro dejó a las chicas gimiendo de placer, sus cuerpos se retorcían bajo su hábil toque.Su padre, un estricto disciplinario, miraba desde el costado, sus propios deseos se agitaban dentro de él. Él se unió, llevando a una de las chicas a una posición de misionero, sus rítmicas embestidas la llevaron al borde del éxtasis.La otra chica no quedó fuera, como el amigo de su padre, un tipo pervertido, llegó a echar una mano.Los sonidos de su placer resonaban en el garaje, un testimonio de su insaciable lujuria.El castigo, resultó, estaba lejos de ser una tarea.Los secretos familiares seguían siendo eso - secretos, encerrados en las profundidades del garaje , donde la línea entre castigo y placer difuminaba.